Pobladores de la chaqueña Isla del Cerrito buscan
reconstruir algunas de las 500 viviendas afectadas por la inundación que
comenzó el 23 de noviembre de 2015 cuando el agua del río Paraná cortó el
camino costero y que hoy muestra un pequeño respiro con el cauce en descenso.
Hay que reconstruir todo lo que el agua tapó y no tenemos
con qué comenzar. No tenemos nada. Apenas hemos subsistido debido a la
colaboración del gobierno provincial, dijo hoy Télam el intendente local José
Luis García.
Este es un territorio histórico que hoy merece ser ayudado
por autoridades nacionales ante un caso de emergencia extrema, planteó.
García dijo que todo fue destruido: el suelo, la vegetación,
las áreas producción de hortalizas cultivos de subsistencia, las viviendas y el
camino. Hay que reconstruir todo. Estamos vivos por la ayuda enorme que tuvimos
del gobernador Domingo Peppo y sus colaboradores que trabajaron sin descanso en
todo este tiempo.
Los ministros de Desarrollo Social, Roberto Acosta, y de
Gobierno, Juan Bergia, tuvieron una dedicación especial a nuestra
preocupaciones y permanentemente estaban comunicados para conocer la evolución
de los problemas, porque había muchos, y trataban de ayudar a solucionarlos,
remarcó el intendente.
Esta isla de paisaje agreste cobija a casi 2.000 habitantes
que viven de la producción de subsistencia: la pesca, ladrillerías y producción
ganadera.
Está ubicada frente a la confluencia de los ríos Paraná y
Paraguay, y tiene una antigua y rica historia por haber visto flamear banderas
nacionales de tres países: Argentina, Paraguay y Brasil.
El descenso del Paraná marcó hoy 5,08 metros en Puerto
Barranqueras y con ese nivel se descubre el camino de aguas que muestra
claramente que la destrucción fue total tras casi 150 días de inundaciones.
Aún ahora, para venir a Resistencia, como el camino costero
está intransitable, los isleños cruzan el río Paraná con un catamarán hasta
Paso de la Patria, provincia de Corrientes, y desde allí transitan 61
kilómetros por las rutas nacionales 12 y 16.
Por ahora solo en casos de emergencias, siempre y cuando no
llueva, se puede ir y venir a Resistencia por el casi intransitable camino
costero en un vehículo de tracción integral y a cargo de un muy experimentado
conductor.
Esto fue muy duro: la isla casi desapareció, dijo el jefe
comunal y no exageró: el 99 por ciento de 11.604 de superficie de la isla fue
cubierta por el agua de los ríos.
Alrededor de 1.200 habitantes dependen directamente de la
asistencia del municipio y la provincia, 700 se sostienen con propios recursos
y otras 600 la dejaron para ir hogares de parientes o amigos.
La convivencia no fue fácil porque a esto se sumó que 600
cabezas de ganado vacuno no pudieron ser sacada a tiempo y hombres y mujeres de
la isla debieron convivir en un espacio que le era naturalmente reducido con
esos y otros animales.
Con el leve descenso del Paraná, el intendente dijo que los
único que empezaron a trabajar son los pescadores y que los demás productores
de bienes de subsistencia, ladrillos, ganado menor y ganado vacuno deberán
esperar un tiempo más para que baje el río y haya buen clima.
Fuente: chacohoy.com
Resistencia, 30 de abril de 2016
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