Los sondeos indican que la mayoría de las compañías otorgará
aumentos del 20% en promedio en la próxima liquidación. Expertos anticipan que
abril y mayo marcarán un punto de inflexión a nivel demanda, aunque advierten
que no habrá un boom. El "consumo changuito", protagonista del
repunte
Hay una luz al final del túnel: después de un extenso año en
el que todos los indicadores de consumo marcaron una fuerte caída en la mayoría
de los rubros -desde electrodomésticos hasta alimentos-, finalmente se empieza
a generar una expectativa de cambio de tendencia.
La mira está puesta en lo que suceda a partir de abril y que
tendrá continuidad en mayo. El foco está puesto en el impacto positivo que
tendrán, ya desde la semana que viene, las mejoras salariales, de la mano de
aumentos que, en general, promediarán el 20%.
De hecho, los economistas destacan que ya a partir de enero
las remuneraciones, si bien de manera muy tímida, habían empezado a evolucionar
por encima de la inflación. Se trató de un movimiento que luego se vio
neutralizado pero que ahora promete repetirse, incluso de manera más marcada.
"En términso reales, los salarios cayeron hasta
septiembre, luego se estabilizaron. Pese a que volvieron a contraerse en este
primer trimestre, tendrán una recomposición a partir de abril", detalla el
economista jefe de FIEL Juan Luis Bour, en diálogo con iProfesional.
El experto no duda al afirmar que "el segundo y tercer
trimestre del año serán mejores para los consumidores".
Lo cierto es que, por primera vez desde que asumió, el
Gobierno se ilusiona con poder mostrar un registro positivo sobre el consumo y
lograr, por fin, una mejora en el humor social. Eso mismo que hasta ahora los
"brotes verdes" no consiguieron. Se trata de una variable clave,
especialmente en la previa electoral.
Sin caer en la euforia ni mucho menos, crece el consenso
entre las principales consultoras que testean a diario el mercado argentino de
que el inicio de la recuperación es más que factible.
Incluso, coinciden en que los síntomas se verán en cuestión
de semanas.
El "motor" será la incipiente recuperación del
poder de compra de los salarios, que el año pasado habían visto severamente
castigados por el shock inflacionario post devaluación.
A este cuadro se suma el hecho de que las subas tarifarias
serán algo más moderadas de lo que en un momento se había previsto desde el
Gobierno.
La tercera pata de este repunte correría por cuenta del
crédito, dado que el objetivo oficial es reparar el daño que el régimen
"Precios Transparentes" provocó al sistema de pago en cuotas.
El liderazgo del changuito
El consenso entre las consultoras que realizan encuestas
salariales detectó que la mayoría de las empresas otorgará aumentos de sueldos
que promediarán el 20% en la próxima liquidación.
Además, a este incremento que recibirán empleados fuera de
los convenios sindicales se le sumará un adicional que se aplicará en los
próximos meses, tal como adelantó iProfesional (ver nota: Llega el
"alivio" salarial: la mayoría de las empresas dará un aumento
promedio del 20% en la próxima liquidación).
¿Qué tan fuerte será la recuperación? Por lo pronto, nadie
aguarda un boom, como sí había ocurrido en otras ocasiones post crisis.
Esta vez -a diferencia de 2002, por ejemplo-, el repunte
será muy paulatino, con un poder adquisitivo que podría ganarle por apenas
algunos puntos a la inflación.
Claro está que incidirá el modelo de paritaria que
finalmente se termine imponiendo. Es decir, si se generaliza la pauta del 17%,
como pretenden el Banco Central y Hacienda, o si "triunfa" una por
encima del 20%, como sugieren las encuestas de las consultoras.
Al analizar los rubros que se verán traccionados con mayor
rapidez, los especialistas coinciden en que la recuperación vendrá
principalmente por el lado de lo que denominan como el "consumo
changuito": es decir, todo lo que sea demanda de lácteos, carnes, gaseosas
y algunos productos congelados.
"No tengo dudas de que lo primero que repuntará serán
los alimentos. Habrá un retorno al umbral que se tenía antes de la
crisis", señala Guillermo Oliveto, titular de la Consultora W, en diálogo
con iProfesional.
El experto, además, afirma que "habrá un regreso de
mucha gente a las primeras marcas, que habían sido dejadas de lado".
Esta proyección significará un cambio de tendencia para el
consumo, que ha sido de las variables más rezagadas. A pesar de que la
estadística muestra un crecimiento del PBI desde hace dos trimestres, en las
góndolas sigue el "frío".
De acuerdo con los datos de la Consultora W, el nivel de
demanda está concluyendo el primer trimestre del año con una caída de entre
tres y cuatro puntos.
El dato va en la misma línea con lo observado por Kantar
WorldPanel.
"Estos tres primeros meses se constituyeron en una
continuación de 2016, con un consumo que sigue para abajo", describe Juan
Manuel Primbas, director de la consultora.
Ahora, las expectativas están puestas en el segundo
trimestre: "Habrá una confluencia de factores favorables: desde ya, el
cierre de las paritarias, como así también el hecho de que la inflación viene
desacelerándose", agrega Primbas.
¿Lo peor ya pasó?
Un punto importante a la hora de la trazar proyecciones
sobre el consumo es observar qué se espera a nivel tarifas.
A diferencia de lo sucedido el año pasado, en este 2017 los
servicios públicos aumentarán pero -se espera- golpearán menos a los bolsillos.
Primero, porque los porcentajes serán sensiblemente
inferiores, como también por el hecho de que esos ajustes se dividirán en
varias etapas (electricidad y gas), mientras que el incremento en el transporte
ha sido aplazado sin fecha.
En su último reporte, Miguel Bein le puso un número estimado
al impacto que tendrán los aumentos de los servicios. De acuerdo con el ex
asesor de Daniel Scioli, sobre un ingreso familiar promedio de $25.880 (según
el Indec y proyectando las mejoras salariales por las próximas paritarias), las
tarifas se llevarán casi $1.100.
Este impacto es inferior a los $1.558 que se alcanzaron con
el anterior ajuste, según los cálculos de Bein.
En este contexto, el experto incluso agrega que, en términos
reales, el impacto es menor, ya que $1.000 no valen lo mismo que hace una ño.
La otra buena noticia para el consumo, según el análisis de
los economistas, es que el temor al desempleo -uno de los factores más
importantes a la hora de frenar la decisión de compra- está dejando atrás su
momento más crítico.
Así lo destaca Bour, de FIEL, quien celebra los últimos
datos oficiales sobre el nivel de empleo, que marcan una recomposición del
mercado laboral.
Consultado al respecto, el analista destaca que
"todavía hay suspensiones, como por ejemplo en el sector automotor, por la
crisis en Brasil. También está mal la situación con los textiles y en algunas
empresas alimentarias. Pero el resto ya se equilibró. De hecho, ya se frenaron
los despidos".
"A veces, se produce mucho ruido por los problemas en
empresas emblemáticas, como es el caso de SanCor. Pero, aun admitiendo un
escenario laboral difícil, no veo que sea decisivo para nublar el repunte del
consumo", agrega el experto.
Respecto de cómo supone que será la mejora, Bour ratifica
que "de ninguna veremos un boom".
"El mayor gasto de los consumidores irá a cubrir
necesidades básicas insatisfechas durante la crisis. Veremos más compras de
lácteos, carnes, gaseosas, leche fluida y hasta de cigarrillos", sostiene.
"La recuperación recién se va a notar en el tercer
trimestre, cuando haya más confianza en el sostenimiento del empleo y cuando se
evidencie el mayor poder adquisitivo, por la desaceleración de la inflación.
Acá la pregunta del millón es si este escenario positivo será bien palpable
para la gente el día de las elecciones", agrega.
Desde la consultora Scentia, su director, Osvaldo del Río,
traza un diagnóstico similar: después de un primer trimestre negativo, con
caídas de hasta 6,6% en febrero, "abril será un quiebre", anticipa.
"La suba será paulatina pero eso no me preocupa: lo que
se gana no se pierde. Y menos cuando lo que más veremos subir serán las ventas
de productos de consumo básico", completa.
Después de un 2016 con un retroceso de las ventas minoristas
del 4,5%, Scentia prevé una variación que podría ir del -1% al +1%.
"Lo que está claro es que se dará, en breve, un cambio
de tendencia significativo. Eso es lo relevante", aclara.
Primbas, desde Kantar WorldPanel, afirma que "entre los
rubros que esperamos que levante, además de alimentos y bebidas, figura el de
aseo personal".
"Acá no se nota que haya consumo postergado de
electrodomésticos o electrónicos, como otras veces, porque ahora hay stock
todavía, sino que se trata de gente que volverá a comprar lo que el shock
inflacionario les impidió", cuenta el experto.
El experto agrega un condicionante: "Si el Gobierno
ratifica una política fiscal expansiva, con más obras públicas, notaremos el
repunte. El avance en la construcción suele llegar a los sectores más
postergados, los que más sufrieron la recesión y la pérdida de poder
adquisitivo".
¿Se podrá decir que los brotes verdes llegarán, por fin, al
consumo? Para Oliveto, la respuesta es afirmativa, gracias a una mejora del
poder adquisitivo de entre 3 y 4 puntos.
Sin embargo, recalca que "la tendencia será paulatina.
Para este año prevemos una recuperación de las ventas de tan sólo 2%, tras una
merma de hasta 4% en este trimestre".
El economista Federico Muñoz aporta un dato interesante: en
su último reporte, detalló que "durante la era kirchnerista, la demanda no
cesó de ganar participación en el ingreso nacional. El ratio consumo (privado +
público)/PBI pasó de un mínimo de 74,7% en 2005 al 85,6% en 2015".
Con estos números a la vista queda más que claro la
importancia que tendrá la evolución de las ventas minoristas en las próximas
elecciones.
De ahí que el Gobierno no haya demorado en dar marcha atrás
con el plan "Precios Transparentes", que desplomaron las operaciones
financiadas en los comercios en los últimos 60 días.
Sin embargo, en este punto no hay un consenso completo.
Oliveto es de los que considera que la recuperación no será tan determinante
como para tener un impacto decisivo en los comicios.
"No se tratará de un repunte del consumo a lo
`kirchnerista`. Sí habrá un escenario más positivo, con mayor confianza mirando
hacia adelante. Pero los asalariados también verán que la situación no será
tanto mejor que en 2015", agrega.
Más allá de estas disidencias, lo cierto es que la Casa
Rosada está jugada a que el calorcito de la mejora económica se sienta en los
bolsillos, cuanto antes.
En el Ministerio de Hacienda reconocen off the record que si
ese escenario no se ve plasmado en la realidad, entonces la pulseada electoral
se volverá mucho más dura.
Fuente: iprofesional.com
Resistencia, 1 de abril de 2017
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